miércoles, 5 de agosto de 2009

DE MOMENTO LA ÚLTIMA...

MIÉRCOLES, 05 de Agosto 2009. 22:16 p.m.

Ya sabréis que este es uno de los pocos sitios exclusivamente míos.
Y este es uno de los pocos sitios donde no tengo que “parecer”. Sólo tengo que “ser”.

Con esto no pretendo inspirar lástima, ni compasión. Ni creo que lo haga.
Tampoco quiero que dé pie a nada más de lo que es. Ni que se entienda lo que no es.

Sólo deciros que es muy posible que esté unos días incomunicada. Ni móvil, ni Messenger, ni correo electrónico.
Durante unos días, mis días van a ser míos. No hablaré con nadie ni sabré nada de nadie. De igual forma, nadie lo sabrá de mí (a excepción de mi niña, Isa).
En esta “etapa” de mi vida sólo me tendré a mi.
¿Las razones? Mías.

Voy a ser sincera:
No sé si alguna vez, hasta el que hoy ha sido mi número, volverá a ser mío.
María, Isa y Víctor (Pollito). Tengo vuestros teléfonos. Tendréis noticias mías, espero que en no mucho tiempo.
He hecho algo mal, a alguien que no se lo merece. Un error más en mi larga lista.
Una vez más, perdón.
Isa…¿qué te puedo decir? Gracias con mayúsculas. GRACIAS.
Por tus datos, por tu casa en esos momentos y por todo lo que tú, sin saber porqué lo hacías, has hecho. Seguro que sabes lo que has hecho, pero no porqué y para qué. Gracias por confiar.
A todos los demás que formáis parte de mi agenda telefónica, aprovecho para deciros adiós. Carlos, Jose, Juan, Manu… Una retirada a tiempo es una victoria. No me lo tengáis en cuenta.

Hoy he vuelto a compartir momentos bonitos con una vieja “amiga”.
De esos de 16 años, hablando por hablar y regalando palabras. Una cerveza, un porro (otra vez), otra cerveza, patatas fritas, silencios compartidos.
En un principio, el plan era salir a comer fuera y charlar un rato. No era del todo malo, pero preferimos quedarnos en su casa.
Después de un plato de pasta de sobre (ni tiempo ni ganas de hacer nada más) nos hemos dicho muchas cosas. Cosas que nunca nos habíamos dicho. Cosas bonitas, menos bonitas, malas y muy malas.
Una vez más en el mismo día me han puesto la cara colorada…
Hay cosas que no puedes saber si no se dicen.
Ha sido bonito rememorar, aunque esto no sirva para unirnos más.
Es lo que se diría, en términos sexuales, un “rollo de una noche” .
Aún así ha estado bien.

----O----
En el instituto.
Nunca me dijo que le hubiera molestado que 5 meses después de que su novio la dejara, nosotros comenzáramos una relación. Si me lo hubieras dicho en ese momento…ORGULLOSA.
Tampoco me dijo nunca, hasta hoy, que fue ella la que inició uno de los rumores que más daño me han hecho nunca. PERDONADA.

----O----

Es increíble lo que la gente llega a guardarse por orgullo, miedo o simplemente pereza.
Sólo os diré que de los errores se aprende. Y que a veces se cometen con gente que no tiene culpa.
A veces ya es tarde para dar marcha atrás. Pero muchas otras es lo mejor.
En momentos así, una piensa.
Piensa en la situación en casa, en el agobio, en la observación, en la continua supervisión de cualquier cosa que haces, en la obsesión de unos padres por evitarte dolor. Tengo que experimentar mucho dolor todavía. Os quiero, pero no protegiéndome de él me hacéis más feliz, ni más fuerte.
La fuerza se adquiere con el tiempo, igual que la sabiduría.
Una idea me ronda por la cabeza: empezar mi propia vida. En otro lugar. Por despegarme de todo lo que me protege en exceso.
Seguramente no lo haré. Por muchos motivos.
Entre ellos están el miedo a revivir situaciones desagradables. Nunca he vivido sola (físicamente) desde el 2003. Y hacerlo de nuevo, evoca recuerdos, no todos agradables.
Pero no puedo seguir con una situación que me supera con creces.
No quiero vivir con mis padres, pensando y sintiendo que vivo en una cárcel. No es justo para ellos.
Creo que en la búsqueda de mi propia felicidad, me he llevado por delante a cantidad de personas que no debía. Por ser como son.
He entendido una cosa. Hay personas, como es mi caso, que están destinadas a encontrarse con otras personas a las que hacen daño. Y que no deberías ser así.
En momentos me olvido de la felicidad y necesidades de las otras personas, sólo por satisfacer las mías propias.
Espero, algún día, poder ser capaz de corresponder a alguien de la misma forma.
Entregarle a alguien lo que a mí me han entregado.
Que alguien me deje ese libro, por favor.
Prometo cuidarlo y devolverlo en buen estado.
Así mismo intentaré aprender a ser sincera (del todo), con las personas que conozco. Si alguna vez no lo hice fue por vergüenza.
Lección aprendida: si alguien a quien importas y te importa no acepta, comparte y entiende tus miedos o problemas, no merece la pena intentarlo siquiera. Al fin y al cabo, en una relación (sea del tipo que sea) los problemas de uno son de los dos.
Espero encontrar a alguien que pueda aguantar mientras aprendo.
Esta ha sido, sin duda la entrada más larga y sincera que he publicado en este blog hasta el día de hoy.
Me gustaría que no fuera la única (no de larga, sino de sincera, no os preocupéis).
Sin más por el momento.
Hasta pronto.

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